Un capricho tenía Belicario,
y al llegar a la plaza donde había
una renombrada pajarería,
en la puerta gritó: ¡Quiero un Canario!
El amo ofrece uno: «Veinte duros»
-Pero es que yo no tengo ese dinero-
Extrañado, le muestra el pajarero
un periquito por solo tres duros.
Es muy caro aún -el chico clama-
y enojado el señor coge un Jilguero
y pide: » un duro» -yo no tengo tanto-
«Pues, ¿qué tienes?» -una ‘pela’ poseo-
«Acabáramos, hombre -el dueño exclama-
«Ya sé, lo que tú quieres es un Plátano»
Pedro Rico. 1957